Me callo todas las veces lo que es más fácl de escribir.
Me callo, siempre. Todas las veces, me callo. Porque me quitas el habla, joder.
Y digo tonterías, sí, ya sé que ese es más mi estilo, eso, y entretegerte frases llenas de doblesentidos.
Eso, y unirme otra vez al club de los silencios mudos, escritos a gritos por toda mi cara.
Lee mis ojos.
¡Léelos, joder!
Aunque no sirva de nada.
Pero al menos, compartiremos una escena de amor estúpida, juntos.
Una escena.
Podría escribir cientos de ellas. Pero prefiero vivirlas.
Por mis labios. Los tuyos.
Cantos de sirena que nunca oyes.
Mis manos revoloteando por debajo de la mesa.
Mis uñas repiqueteando porque no puedo estarme quitea, si estás cerca.
Que yo soy como un jodido torbellino.
Y me gustas, ¡joder!
Me gustas mucho.
Si te cruzas así, tan cerca. (Adoscentímetrosdemí...)
Se me cambia la cara, cuando te veo.
Y claro, luego que sonrío demasiado en las fotos.
Luego que sonrío demasiado, y a la vez, qué poco sonrío.
¿Sabes como sonreiría más?
(Si salieras tú al otro lado de la foto, conmigo.)