-¿Por qué estás tan enfadada?
-No lo estoy. ¿Qué te hace pensarlo?
- Ya no hablamos como antes. Ya no somos los de antes.
-Por fin te has dado cuenta. Tú no eres el de antes Athan. Antes éramos algo más, no simples peleles que se dejan llevar a cada soplo del viento. Antes creíamos en nosotros. Antes sólo existíamos los dos. ¿Te crees que con decir un lo siento todo se arreglará? No cariño, no. Sólo yo sería capaz de decirte en verso si hace falta todas nuestras conversaciones, todas aquellas en las que me decías que no me rindiese, en las que me jurabas y perjurabas que ibas a estar ahí siempre y sin embargo no lo estuviste. ¿Te acuerdas cuando estabas preocupado por él? ¿Cuando no dejabas de darme soluciones a cualquier problema? Como ese día. . .
-Vamos Cassie háblame, no dejes de hablarme para que sepa que estás bien. Por favor, suéltame lo que tú quieras pero no dejes de hablar.
Y te hablé. Y no paré de hablarte para que tú supieras que estaba bien. Pero ahora las cosas ya no funcionan así.
Y Cassie se desplomó recordando tiempos pasados. . .
-Vamos, ¿me vas a decir que te piensas rendir así? Vamos! Reacciona joder! Escúchame, te voy a sacar el frío del cuerpo aunque sea a costa de que me lo tenga que quedar yo.
Athan no entenderá a Cassie porque él sólo puede ver a RiRi.
Simplemente porque no la comprende. Si indagase un poco más en los pensamientos de Cassie, se percataría de que tan sólo es especial.
Cassie está cansada de las muñecas sin vida, de los juguetes aparatosos y cansinos, de la monótona vida en general que llevan las niñas de su edad.
Ella prefiere calzarse sus tacones y salir a la lluvia con su mejor sonrisa. Prefiere subirse a los columpios y charlar un rato con los engendros. Ellos conocen todos los secretos.
Sus amigas son mas benévolas, a veces hasta la acompañan a comprar helado de arco iris.
Pero siempre, al caer la noche, Cassie vuelve a su torreón en la fortaleza de Gorlian y se encierra con las tres llaves. Se quita su máscara y vuelve a ser ella misma. A veces lee los teatros entre engendros y princesas antes de irse a dormir. Cassie acaba durmiéndose con un vacío en el centro de su pecho que carcome su esencia.
Por la mañana Cassie guarda su esencia en tarros de cristal. Para que no se escape.
Y eso es algo que Athan nunca será capaz de entender.