viernes, 12 de marzo de 2010
Still breathing
miedo.
¿de qué tienes miedo? ¡si estás conmigo!
por eso, tengo miedo de seguir enamorándome de ti.
ignorante.
cariño, te has dejado la plancha encendida.
¿puedes apagarla? que estoy ocupada.
yo no sé manejar estos trastos.
entonces déjala como está, a ver si te quema un poco la ignorancia.
muchas cosas apetecen.
me apetece una taza de chocolate,
y una magdalena de esas enormes
de naranja y manzana, me apetece
alquilar el diario de noah, o titanic,
pero sobre todo me apetece que estés
aquí, como la otra noche, con los bolsillos
llenos de besos.
La sonrisa de Damen.
Hoy mi madre ha hecho galletas con trocitos de chocolate y sabor a frambuesa, Cassie y yo hemos estado bailando en el jardín mientras las comíamos, pero no te preocupes que te he guardado una para la próxima vez que me visites.
La tortuga está muy bien, las motitas siguen siendo azules, pero estoy preocupada por el pingüino. Sí, verás, antes era azul, pero ha empezado a volverse violeta, ¿crees que ha cogido un resfriado? Athan ha venido hoy a decirme que estabas enfermo, ¡a lo mejor tienes lo mismo que el pingüino!
Por cierto, tenemos que aclarar una cosa, si de verdad vas a ser mi príncipe azul tienes que saber matar engendros, sí sí, porque Athan sabe hacerlo (claro, son de su especie) y yo quiero un principito como el de Cassie. Y tienes que dejar vivir a los pingüinos en tu castillo, porque ¿qué sería un castillo sin ellos?
Te envío muchas sonrisas de esas enormes y un besito de princesa bonita, como las muñequitas de tu hermana. Ponte bueno ya.
Clara
Raíces de Clara.
Parece que el verano dura más tiempo, el cielo siempre es azul bonito, y el sol naranja chillón.
Clara se sentó a la sombra del pequeño limonero de su jardín mientras buscaba un pingüino con dos azabaches entre los esponjosos y redondos algodones que flotaban sobre el campo. El viejo ruido de la vieja bici azul campo abajo la despertó de su ensimismamiento. Se acarició los pies.
Damen apareció tras la verja y la saludó con la mano.
- ¿Qué haces?
- Intento atrapar una nube, pero ahora que estás aquí ya no me hace falta. –murmuró Clara poniendo cara de circunstancias.
- ¿Y eso por qué?
- Bueno, tú ya me haces sentir como si estuviera flotando.
Raíces de Cassie.
- Si tuvieras que escoger entre el chocolate y las galletas de canela, ¿qué elegirías? –preguntó Clara. Cassie meditó unos instantes.
- No, no me lo digas. –La interrumpió Clara antes de que abriese la boca.- Renunciarías al chocolate, ¿a qué sí?
Cassie le sonrió.
- Hmm, eres como un libro abierto, se te nota a la legua lo que sientes y las cosas que te gustan. Es como si lo llevases escrito en la frente. Por ejemplo cuando estás con Athan, sí, sí, no me mires de esa forma Cassie, se ve de sobra que estás coladita por él. Claro, quien no iba a estarlo, teniendo esos ojos y esa voz tan bonita. Aunque no puede compararse con Damen. Pero bueno, estábamos hablando de ti. Como te decía, todos lo saben todo sobre ti. Te levantas siempre a las siete, porque en la radio empiezan a sonar esas canciones que tanto te relajan. Te gusta llevar vestidos y ponerte los tacones de tu madre (en mi opinión cualquier clase de zapato es un rollo) y prefieres el verano al invierno, porque así puedes tomar limonada con dos hojitas de menta. Odias tus rizos, porque son rizos, Cassie, aunque lo niegues. Adoras la tarta de manzanas con nueces y te gustan los calcetines azules. Todas las navidades coges la gripe, te gusta escribir en tu libreta de colores aunque nunca le has enseñado a nadie lo que hay en ella, no volverías a patinar si te dejasen nadar en el océano y no salir de él. Y tu comida preferida es en mayo. ¡Sí! En mayo, no digas que no, y deja de mirarme con cara extraña, en mayo tu abuela siempre hace ese pastel de ruibarbo con arándanos . Y lo más obvio de todo es que se nota que eres una persona callada, que sabe escuchar, silenciosa, de poco hablar, vamos.
- Eso es porque siempre estás hablando tú, Clara, y a mí nunca me dejas decir nada.