- ¿Algún problema? –preguntó una voz a su espalda.
- No, excepto que este sitio lleva mucho tiempo sin abrirse. –respondió ella.
El pequeño cuartucho estaba a rebosar de cajas y recuerdos. Luce se movió con cuidado de no suscitar su alergia.
- ¡Scheisse! –exclamó al tropezarse con uno de los muchos trastos.
- ¿Qué ocurre? –Una cabeza llena de rizos y con ojos azules asomó por la puerta abierta.
Luce señaló el estropicio.
- Me he tropezado.
El joven se rascó su barbilla barbilampiña.
- Hmm, deberíamos limpiar todo esto. –dijo y la cabeza desapareció hacia el exterior.
Luce cogió una de las cajas y la apoyó en un estante metálico sujeto a la pared. Tiró con fuerza de la cinta aislante que la cerraba y levantó las tapas.
- Vaya… -murmuró. En el interior había un montón de dibujos y cartas de cuando era pequeña. Cogió un fajo de estas últimas y leyó rápidamente el remitente de la primera: Trevor. Sintió una repentina alegría en el pecho. Llevada por la curiosidad, continuó examinando el papel.
Querida Luce, todavía no he descubierto a donde va mi hermano cada tarde, pero creo (y espero convencerte para que dejes de atosigarme) que visita a Claire Benson. Julián y yo hemos estado pescando en el lago, aunque no hemos tenido mucha suerte. Pero la tarde ha sido divertida, él se ha caído en un charco de barro y yo me reí durante mucho rato, hasta que él me agarró por el tobillo y me empujó a mi también sobre el fango. Más tarde le he preguntado sobre la cuestión de tus lecturas de poesía y cómo consigue ayudarte, aunque no ha sabido explicármelo. Alicia me ha dicho que estás orgullosa de que sea tu príncipe así que te envío un regalo (las ha hecho hoy mi madre, son de coco). Un beso, siempre a tu disposición, Trevor.
A Luce se le extendió una enorme sonrisa por la cara. Se guardó la carta en el bolsillo y cogió uno de los dibujos. También era de Trevor. En él, un valeroso príncipe luchaba contra un dragón bajo un cielo crepuscular.
- ¿Qué tienes ahí? –volvió a preguntar el joven, apareciendo de nuevo en la puerta.
Luce ahogó un grito de júbilo y se lanzó a sus brazos.
- Te tengo a ti, Trevor, el único amor de mi vida y el único príncipe de mi corazón. –Y le estampó un beso de princesa en los labios.