Esto no es un adiós permanente,
te guste o no me estoy haciendo fuerte.
Escribo porque me gusta desnudar mi alma y mostrártela.
Corazón sin vergüenza, y también sin remedio, pero SI causa.
Escribo, porque el humo del tabaco me trastorna y me recuerda que estoy viva y siento fuerte.
Alto y claro.
Escribo, porque tu nombre es una de las siete maravillas de mi mundo, al que sólo le supera tu sonrisa de cabrón cobarde.
Le escribo a tus manos frías, y a tu corazón caliente.
Aún no he aprendido a domar serpientes, pero sé hablarles.
Y les canto canciones que hablan de tí por las noches.
**********
~ Y si te escribo, no es para llorarte tinta ni esquivar porqués.
Es porque tengo algo que me hace daño y tu no lo ves.
Tu recuerdo.
~ Y si te canto, no es por obtener dinero para fin de mes,
es por si me oyes mientras desfilas por cinturas suaves y te crees,
que por un instante, rozas mi clavícula y muerdes mi cuello.
Que por un instante es mi cielo el que ves.
~ Y si sonrío es por que me enseñaste que es mejor reír que caer rendido.
Que no quiero seguir si no es contigo, aunque no estés.
Y me da igual maldecir cien mil poemas de Neruda, que llorarle a Cupido, que implorarle a Cernuda.
Si tu risa ya no es mía y tus besos se me pierden poco a poco y a escondidas,
por los cafés y los parques que junto a ti pisé.
Y aunque hoy leas mi desliz, no estoy llorandote poemas.
Hoy no quiero darte pena, a tibia luz y sin hablarte.
Lo que quiero amigo mío es simplemente enseñarte,
que la parte que dejaste de tu fuego aún se me quema.
**********
Esto no es un adiós permanente,
te guste o no me estoy haciendo fuerte.
Me estoy haciendo fuerte.
~ Tengo un par de rosas rojas sobre mi mesilla.
Una me la diste tú.
Y la otra tiene envidia.