Estaba totalmente segura de tres cosas.
Primera,
Edward era un vampiro.
Segunda,
una parte de él,
y no sabía lo potente que podía ser esa parte,
tenía sed de mi sangre.
y no sabía lo potente que podía ser esa parte,
tenía sed de mi sangre.
Y tercera,
estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él
estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él

-Estoy aquí, lo que, burdamente traducido, significa que preferiría morir antes que alejarme de ti -hice una mueca- Soy idiota.
-Eres idiota -aceptó con una risa.
Nuestras miradas se encontraron y también me reí. Nos reímos juntos de lo absurdo y estúpido de la situación.
- Y de ese modo el león se enamoró de la oveja . . . -murmuré.Desvié la vista para ocultar mis ojos mientras me estremecía al oírle pronunciar la palabra.
- ¡Qué oveja tan estúpida! -musité.
-¡Qué león tan morboso y masoquista! . . .-No te puedes haber creído que me iba a rendir tan fácilmente - dijo con un punto de amargura en su tono burlón.
-Una chica tiene derecho a soñar.
Enarcó las cejas.
-¿Sueñas con convertirte en un monstruo?
-No exactamente - repliqué. Fruncí el ceño ante la palabra que había escogido. En verdad, era eso, un monstruo.-
Más bien sueño con poder estar contigo para siempre.