Somos fotogramas de una historia que nunca llegamos a protagonizar. me miras con tus ojos de llorera, con tu llanto en las pestañas, y a mí no me sale qué decir porque me muero de miedo. me apropio de tus heridas y me contagias los rasguños en el corazón. y me siento tan cobarde por no poder salvarte que me tiemblan las manos y la razón, y termino acurrucado junto a ti en el suelo frío de la película que realmente vivimos, para darte calor y para dármelo a mí mismo y así, quizás, no sentirnos ambos tan derrotados.
(Quizás,sólo quizás, lo único que te doy es pena. y nada más.)