He vuelto a soñar que hablaba con los portales, testigos de las noches que nos comíamos a besos...
Me han dicho que te vieron con ella por la calle, esquivando los fuegos que queman mis recuerdos.
Enterraste mis labios en su carmín barato, disolviste las caricias que me esculpieron tus manos,con sus artes siniestras liquidando cada rastro, del perfume de mis días, tus días de verano.
Y no ha vuelto a oírse aquella canción.
Ya no la escucho.Sus notas entremezclan mis latidos con el murmullo del silencio,
oigo silencio si no es tu voz la que me canta al oído...
He tenido amores, de mil dulces, mil colores, y nadie ha sabido darme ni un sólo latido azúl, de esos que me dabas tú.
Me han dicho que te vieron con ella por la calle, esquivando los fuegos que queman mis recuerdos.
Enterraste mis labios en su carmín barato, disolviste las caricias que me esculpieron tus manos,con sus artes siniestras liquidando cada rastro, del perfume de mis días, tus días de verano.
Y no ha vuelto a oírse aquella canción.
Ya no la escucho.Sus notas entremezclan mis latidos con el murmullo del silencio,
oigo silencio si no es tu voz la que me canta al oído...
He tenido amores, de mil dulces, mil colores, y nadie ha sabido darme ni un sólo latido azúl, de esos que me dabas tú.
Qué frío,
frío a cuarenta grados porque ya no siento nada con otros abrazos.
No conozco la derrota, ni la quiero conocer.
La única derrota fue perderte, mi mala suerte, tus ojos verdes, tu adiós, mi boca, la tuya, ese beso que juré sería el último.
Y lo fue, y ¿sabes qué?
frío a cuarenta grados porque ya no siento nada con otros abrazos.
No conozco la derrota, ni la quiero conocer.
La única derrota fue perderte, mi mala suerte, tus ojos verdes, tu adiós, mi boca, la tuya, ese beso que juré sería el último.
Y lo fue, y ¿sabes qué?
Nunca pensé que dolería tanto.
Pido perdón a los corazones que rompí, y a las noches que les di a otros sin tu nombre, ni tu forma de besar.
Quién soy yo para mentirme así.
Quien eres tú para no dejarme dormir.
Para evitar mirarme,a los ojos llenos de pena que bailan para tí en ese bar a las dos y cuarto.
Cada sábado, sin falta.
Esperando que por un momento de casualidad, un desliz, los mires también.
Y empiece ese cuento de manos traviesas bajo la mesa, sonrisas cómplices, lunas que se hacen sol y aún me besas,miradas que dicen todo y atraviesan puertas, rojas, muy rojas, de mi corazón