No vuelvas a creer en mi, te lo ruego. No vuelvas a poner ni una pizca de esfuerzo en esta historia, simplemente déjala pasar. Déjame pasar. No estoy diciendo que rechace estar en tu vida, eso es lo de menos. Pero no estoy preparado para enamorarme de nadie, no estoy preparado para cuidar a nadie ni involucrarme con nadie.En definitiva,no estoy preparado para compartir(me) con nadie. Y no quiero hacerte daño a ti también, no quiero darte pie a que vayas por ahí hablando sobre lo mucho que te reventé la vida y lo rota que te quedaste. No quiero eso. Porque ahora lo que menos necesito es que se hable de mí ahí fuera. Yo que sé. A lo mejor no lo estás entendiendo, a lo mejor no sé... No... No te lo estoy explicando de la forma más correcta, ¿verdad? A ver. Si la pregunta es si quiero pasar el resto de mi vida contigo, la respuesta es sí no. El problema es que, sencillamente, no puedo.
Quizá eso es lo que deberías haberme dicho y repetido hasta la saciedad.En lugar de cualquier otra excusa barata o algún chiste malo.
Quizá eso es lo que deberías haberme dicho y repetido hasta la saciedad.En lugar de cualquier otra excusa barata o algún chiste malo.
Cabrón.
Qué Starbucks ni que leches, no quiero compartir contigo eso. Esque, en este momento sólo soy capaz de odiarme a mí misma por ser tan idiota de enseñarte el blog, de quererte, y a pesar de todo lo que haces, seguir creyéndote. Me tienes harta. Tú y tus jueguecitos.
Y para tu información monino, me ha regalado un pedazo colgante de tres llaves precioso y habla más conmigo que contigo. ¿Qué? ¿Cómo te sienta eso?
Duele, verdad?
Pues ahora vas y te fastidias.