Querido Damen,
Hoy mi madre ha hecho galletas con trocitos de chocolate y sabor a frambuesa, Cassie y yo hemos estado bailando en el jardín mientras las comíamos, pero no te preocupes que te he guardado una para la próxima vez que me visites.
La tortuga está muy bien, las motitas siguen siendo azules, pero estoy preocupada por el pingüino. Sí, verás, antes era azul, pero ha empezado a volverse violeta, ¿crees que ha cogido un resfriado? Athan ha venido hoy a decirme que estabas enfermo, ¡a lo mejor tienes lo mismo que el pingüino!
Por cierto, tenemos que aclarar una cosa, si de verdad vas a ser mi príncipe azul tienes que saber matar engendros, sí sí, porque Athan sabe hacerlo (claro, son de su especie) y yo quiero un principito como el de Cassie. Y tienes que dejar vivir a los pingüinos en tu castillo, porque ¿qué sería un castillo sin ellos?
Te envío muchas sonrisas de esas enormes y un besito de princesa bonita, como las muñequitas de tu hermana. Ponte bueno ya.
Clara
Dejó la pluma en la mesita y se asomó a la ventana con la carta.
-Mmm, qué bien huele el verano.
-¿Eso... eso es el sol? - preguntó Cassie.
-No, es la sonrisa de Damen. - respondió Clara.