- Si tuvieras que escoger entre el chocolate y las galletas de canela, ¿qué elegirías? –preguntó Clara. Cassie meditó unos instantes.
- No, no me lo digas. –La interrumpió Clara antes de que abriese la boca.- Renunciarías al chocolate, ¿a qué sí?
Cassie le sonrió.
- Hmm, eres como un libro abierto, se te nota a la legua lo que sientes y las cosas que te gustan. Es como si lo llevases escrito en la frente. Por ejemplo cuando estás con Athan, sí, sí, no me mires de esa forma Cassie, se ve de sobra que estás coladita por él. Claro, quien no iba a estarlo, teniendo esos ojos y esa voz tan bonita. Aunque no puede compararse con Damen. Pero bueno, estábamos hablando de ti. Como te decía, todos lo saben todo sobre ti. Te levantas siempre a las siete, porque en la radio empiezan a sonar esas canciones que tanto te relajan. Te gusta llevar vestidos y ponerte los tacones de tu madre (en mi opinión cualquier clase de zapato es un rollo) y prefieres el verano al invierno, porque así puedes tomar limonada con dos hojitas de menta. Odias tus rizos, porque son rizos, Cassie, aunque lo niegues. Adoras la tarta de manzanas con nueces y te gustan los calcetines azules. Todas las navidades coges la gripe, te gusta escribir en tu libreta de colores aunque nunca le has enseñado a nadie lo que hay en ella, no volverías a patinar si te dejasen nadar en el océano y no salir de él. Y tu comida preferida es en mayo. ¡Sí! En mayo, no digas que no, y deja de mirarme con cara extraña, en mayo tu abuela siempre hace ese pastel de ruibarbo con arándanos . Y lo más obvio de todo es que se nota que eres una persona callada, que sabe escuchar, silenciosa, de poco hablar, vamos.
- Eso es porque siempre estás hablando tú, Clara, y a mí nunca me dejas decir nada.