Inconscientemente sonríes,y te gusta,admítelo.
Le llamas por si no escuchó cuando gritaste su nombre.
Mientes aun sabiendo la verdad.
Y vuelves a sonreir,porque eso te gusta,admítelo.
Mueres cuando recuerdas ese brillito en los ojos,esa risa floja
y esa tontería de aquel sábado.
Pero vuelves a sonreir,sabes que son cosas de adolescentes.
Para ti sus minutos son horas en tu cabeza y sin embargo
él ni siquiera tiene segundos para ti.
Te escusas y al resto le dices que es normal,que como se va a fijar en ti.
Te gusta hacerte daño,eso es,admítelo.
Tu corazón araña a tu costilla cuando oyes su nombre pero a
ti te gusta tomar alcohol barato que hace olvidar los arañazos.
Terminas trepando por su mente sin saber mucho,
aunque bueno,sabes que no piensa en ti.
Terminas riendo,como siempre,y te encanta reir.
Esa risa enfermiza que hace que tus ojos quieran ver
la nieve que no paseó en su corazón.
Y te encanta hacerte daño,admítelo.