Siempre me creí eso de que en las caracolas se escucha el mar. El rumor del viento, la brisa que navega en tu pelo, tus ojos cerrados oyendo tu propia respiración, junto con los latidos suaves de tu corazón que acompañan el sonido de las olas al romper en la orilla... Pero ya no oigo nada. Sólo el silencio que me persigue por estas cuatro paredes, y parece que fue ayer cuando tu me susurrabas al oído que el mar no se escucha por las caracolas si tu crees que no se va a escuchar.Y yo ya no creo en nada...ni en el mar, ni en ti.